CONTRA LOS PAÍSES Y LOS TRABAJADORES
Una herramienta para forzar el ajuste
Dentro de un contexto internacional caracterizado por las recurrentes crisis del sistema capitalista, que cada día se hace más volátil e inestable, los fondos buitre se dedican a comprar las deudas de países y empresas a un precio irrisorio. Arribaron a la Argentina junto con la deuda que creció de manera exponencial desde el golpe de estado del 76, gracias a la complicidad del FMI, que dictó recetas económicas como la reducción del gasto público y la liberalización de la economía.
Estas medidas generaron un círculo vicioso en el que se provocaba un descenso de la actividad económica y se incrementaba paulatinamente la deuda. Para 2001, la situación era insostenible. La deuda representaba 150% del PBI de la Argentina y ni siquiera se podía pagar sus intereses. Con la llegada de Néstor Kirchner al poder, se logra reestructurar la deuda de forma exitosa y se hace la quita más grande de la historia, de alrededor de 70%. La mayoría de los bonistas aceptaron. Sin embargo, la restructuración fue rechazada por los fondos buitre, que compraron los títulos de deuda por menos de 20% de su valor nominal con el objetivo de demandar al país por sumas extraordinarias a costa de la sangre y sudor de los argentinos.
Estos “inversionistas”, entre los que se encuentra Paul Singer, uno de los donantes de la campaña de Romney, obtienen ganancias extraordinarias recuperando el doble o más del capital invertido. Para lograr su objetivo, se manejan con lobistas internos y externos. Además de contar con un grupo especializado denominado ATFA para hacer lobby en los grandes medios de comunicación, cuentan con el apoyo de políticos locales como Hermes Binner, que el 24 de noviembre se declaró a favor de pagar a los fondos buitre para “integrarnos al mundo”.
Sin embargo, y en defensa de los puestos de trabajo, el propio Barack Obama se ha pronunciado en contra de los fondos buitre, que no solamente adquieren deuda soberana de países sino que también operan sobre empresas en bancarrota. Un ejemplo emblemático es la compra de la deuda de Chrysler por un pequeño porcentaje del valor nominal para luego exigir el pago de su valor total, de la mano de la resistencia a cualquier restructuración y la exigencia de supresión de empleos y recortes en las pensiones de miles de trabajadores. En definitiva, esos fondos buitre no son más que un medio del que se vale el capitalismo para obligar a trabajadores y naciones enteras a pagar los platos rotos de un sistema económico que está en crisis.
Iván Reisenman
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