ROSARIO O CÓMO CONSTRUIR UN SOCIALISMO AL REVÉS

La expansión del narcotráfico es indisociable de una policía sin control político y una gestión capturada por la lógica de la especulación financiera e inmobiliaria, incapaz de dar respuesta a las necesidades populares.

La espiral de violencia y el crecimiento del narcotráfico en Rosario tienen como telón de fondo la connivencia de la policía provincial con el delito, la ausencia del Estado municipal y provincial en los barrios más humildes, el desamparo de los pibes en los territorios periféricos y un modelo de ciudad que en todos estos años fue detrás de la especulación inmobiliaria y los grandes emprendimientos comerciales.

Esta sumisión del Estado local a los inversores privados lo fueron convirtiendo en un “Estado inmobiliario”, capturado por la especulación financiera, en detrimento de su carácter transformador, la defensa del interés colectivo y, sobre todo, de los más desprotegidos. El resultado no podía ser otro: negocios para muy pocos y muchísimos rosarinos que al día de hoy carecen de infraestructura social básica, servicios públicos dignos e integración socioeconómica.

Por dar un ejemplo sobre el crecimiento económico sin inclusión social del “socialismo” en Rosario: en los últimos diez años, el llamado “boom de la construcción” marchó de la mano con el constante aumento del déficit habitacional. Mientras se levantan edificios por doquier y existen ochenta mil viviendas deshabitadas, un tercio de la población tiene negado el derecho a una vivienda digna, lo que ubica a Rosario entre las ciudades con peor déficit habitacional del país.

Este rol del Estado municipal, sumado al vaciamiento de los políticas sociales en los últimos años, la pérdida de presencia en el territorio, más una Policía Santafesina sin control político, con una estructura casi intacta desde la última dictadura y atravesada por internas, permiten explicar semejante nivel de expansión del tráfico de drogas y de violencia en los últimos cinco años.

Pero esta realidad no es lateral al actual proyecto de ciudad, sino todo lo contrario. Si el narcotráfico se lleva las vidas de los pibes de los barrios más humildes de la ciudad, sembrando de violencia los territorios periféricos, también significa un negocio que mueve dos mil millones de pesos anuales y contribuye en proporción insospechada a los grandes emprendimientos comerciales e inmobiliarios.

De este modo, la fragmentación social, geográfica y simbólica que fue definiendo el actual proyecto de ciudad se presenta como causa de la espiral de violencia, que encuentra a Rosario con una tasa de homicidios que triplica la del país. El “boom del narcotráfico” aparece allí como una pieza cada vez más importante en el “boom inmobiliario”, como medio para blanquear los millones que mueve por año, a través de importantes abogados y estudios contables. Frente a esta realidad, es necesario avanzar en una profunda reforma de la policía provincial, bajo conducción política y control civil, que permita desmantelar los vínculos con el narcotráfico y el delito. Como también reponer el rol transformador del Estado municipal, a partir de una nueva relación entre territorio y ciudadanía, que habilite a todo joven a construir un proyecto de vida como horizonte, y recupere el sentido de pertenencia a su barrio y comunidad.

Un nuevo proyecto de ciudad es el camino para dar respuesta a las necesidades que hace casi dos décadas están pendientes y que el “socialismo al revés” que se practica en Rosario, basado en privatizar ganancias y socializar las pérdidas, demostró ser incapaz de resolver.

Este es el desafío principal, creemos, para todos los que en Rosario queremos profundizar el proyecto nacional, seguir mejorando las condiciones de vida de nuestro pueblo y aspiramos a vivir en una ciudad con inclusión, justicia social e igualdad de oportunidades.

Sebastián Artola

Movimiento Martín Fierro – Rosario