FABIANA TUÑEZ, DIRECTORA DE LA CASA DEL ENCUENTRO

Fabiana Tuñez, directora de la Casa del Encuentro, sostiene una mirada abolicionista sin resquicios posibles. A su juicio, la prostitución es sinónimo de esclavitud y su existencia expresa la persistencia de desigualdades estructurales en detrimento de la mujer. Tras afirmar que “toda persona tiene que tener derecho a una vida libre de violencia y a que el Estado le garantice una vida digna”, asegura que “prostitución y trata son dos caras de la misma moneda”.

–¿Cuál es la posición de la Casa del Encuentro en el debate?

–Consideramos que la prostitución es esclavitud, y está enmarcada como una de las formas de violencia hacia las mujeres, basada en las desigualdades estructurales que todavía persisten entre varones y mujeres, donde el cuerpo femenino es un objeto, una mercancía, y la mujer no es una ciudadana plena de derechos. Luchamos por la libertad de las personas, por la igualdad de derechos. A veces se habla mal de las abolicionistas, que estamos en contra de las mujeres en situación de prostitución, pero en realidad estamos en contra de un sistema que las lleva a que ése sea su único destino. Hay corrientes de pensamiento que sostienen que existe la elección. Para nosotras, existiría elección si hubiera, desde el inicio, igualdad de oportunidades en el acceso a la educación, la vivienda y la alimentación. Esa igualdad no está presente para las mujeres en situación de prostitución porque 80 por ciento no ha tenido acceso a cuestiones básicas. La gran mayoría apenas sabe leer y escribir.

–¿Cuál es la edad promedio de ingreso a la prostitución?

–En la Argentina, la edad promedio es 14, 15 años. Las niñas que pertenecen a los sectores más vulnerables llegan a la prostitución siendo menores de edad. La mayor de esas hijas, que a lo mejor tiene 14, 15 años, ingresa al circuito de la prostitución no por elección sino para sobrevivir y para que sobreviva su familia. Luego, esa niña queda embarazada de las violaciones —porque ahí no hay ningún acuerdo, son violaciones reiteradas— y después tiene hijos e hijas y tiene que seguir en el circuito para poder sostenerlos. No es trabajo ni destino para ninguna mujer. Cuando las mujeres en situación de prostitución quieren salirte del sistema no pueden hacerlo, las matan.

–Hay un colectivo de 6000 mujeres que reclama sus derechos como trabajadoras sexuales. ¿Cuál es su postura?

–Toda persona tiene que tener derecho a una vida libre de violencia y a que el Estado le garantice una vida digna. En realidad, 6000 afiliadas reportan a un gremio un dinero interesante; creo que siguen siendo explotadas. Viajo por las provincias y no puedo decir que niñas de 14, 15 años, como las que están en la plaza principal de Corrientes o en la Terminal de Santa Fe o en la calle principal de Formosa o Resistencia, estén porque quieran. Creo que el sistema las lleva. Más que luchar por la agremiación, me gustaría que tratáramos de luchar para armar una política pública tendiente, en principio, a sacar de la calle a esas niñas que están siendo prostituidas.

–¿Conocés el proyecto de ley que presentó AMMAR para reglamentar la prostitución?

–Sí. Involucra agremiación, libreta sanitaria y un montón de cuestiones con las que no estamos de acuerdo. Creemos que hay que buscar caminos alternativos para fortalecer y empoderar a esa mujer y poder darle verdaderamente igualdad de oportunidades.

–El Estado tiene la obligación de ayudar a las personas en situación de trata a reinsertarse laboralmente. ¿Una prostituta tiene derecho a lo mismo?

–La Ley de Trata era necesaria porque nuestro país es lugar de origen, tránsito y destino. Pero en la ley no están contempladas las mujeres en situación de prostitución y deberían estarlo. Los prostíbulos son ilegales en nuestro país; sin embargo, existen habilitados con eufemismos. Son lugares que lamentablemente tienen prostitución, trata, narcotráfico y lavado de dinero. Existe detrás una gran red de complicidad: jueces, policías, políticos. Prostitución y trata son dos caras de la misma moneda. No existiría la trata si no existiera la prostitución, si no estuviera la legitimación social y cultural de que hay alguien que tiene derecho de acceder al cuerpo de una mujer a cambio de dinero. Cuando el rédito es mayoritariamente para otro, o para un sistema y una porción minoritaria es para la mujer, hay explotación, desigualdad y violencia de género. Yo quiero fuera, el capitalismo y el patriarcado, del cuerpo de las mujeres.

–¿Qué opina de la prostitución VIP?

–Cuando se habla de que se puede elegir, se está remitiendo a la prostitución VIP, que incluye a 10 por ciento de las mujeres en situación de prostitución, que terminan también siendo víctimas de un negocio asociado con todos los delitos conexos. Cocodrilo es un prostíbulo VIP, aunque lo definan de cualquier cosa. Cada vez que se manda un allanamiento llega a las 3 de la tarde, cuando no pasa nada, porque hay una cantidad de intereses económicos en juego: droga, lavado de dinero, prostitución, prostitución infantil, de todo.

Natalia Laclau