Identidad y memoria

Escribe Susana Rinaldi *

El maltrato hacia la casa de uno de los grandes artífices de nuestra cultura popular, como lo fue Juan de Dios Filiberto, es un emblema del desprecio del actual Gobierno de la Ciudad por el patrimonio de nuestra Buenos Aires tan querida. Mauricio Macri vetó la expropiación del inmueble para su preservación y creación de un museo, iniciativa aprobada inclusive por sus propios diputados. Un veto imposible de entender, aun desde esa visión tan PRO de la cultura, esa que con crudeza expresó el jefe de Gobierno al referirse al tango como “la soja porteña”.

Nada es casual en este plan de devastación del patrimonio cultural de los porteños, ya sea tangible o intangible. La política de Macri apunta, lamentablemente, a borrar las huellas de la identidad ciudadana tras un modelo de negocios inmobiliarios alejado de nuestras raíces, es decir “globalizado”.

Si, como dijo Cristina Fernández de Kirchner, “el arte es lo más representativo de la lucha por las libertades”, no es de extrañar que la casa del artista esté abandonada por el sector que hoy administra la ciudad. En su concepción, el arte y la cultura son considerados apenas un negocio, y como un negocio más. Así, nos encontramos en la Legislatura con proyectos “culturales” generados en el Ministerio de Economía, que no privilegian a los y las artistas, sino a las grandes empresas para las cuales el arte es motivo de lucro.

Hoy como legisladora, como siempre desde mi lugar de artista y militante cultural, mi compromiso es resistir todo intento de avasallamiento de nuestra identidad y de nuestra memoria ciudadana.

* Legisladora de la Ciudad de Buenos Aires