LA OPOSICIÓN AL VOTO JOVEN SE DILUYÓ EN SU PROPIA LIGEREZA
Estereotipos con escasas luces
Como toda conquista social, la propuesta de extender el derecho al sufragio para los mayores de 16 años despertó rechazos y prejuicios. Referentes opositores se nutrieron de la letra que les bajaban los medios hegemónicos.
Las audiencias convocadas por el Congreso contaron con una amplia participación de jóvenes militantes.
Foto: Télam
Desde que los senadores Elena Corregido y Aníbal Fernández presentaron el proyecto para habilitar el voto de los jóvenes de 16 y 17 años, se escucharon diversas voces, tanto a favor como en contra de la reforma del Código Electoral. Pero quienes la cuestionaban no lograron sostener sus argumentos y diluyeron su rechazo en conclusiones que carecían de profundidad. La iniciativa obtuvo amplia mayoría en el Senado y, finalmente, logró ser sancionada en Diputados con los votos del oficialismo durante una sesión en que los representantes de la oposición se retiraron en bloque.
En un primer momento, dirigentes opositores como Hermes Binner, los diputados Victoria Donda y Claudio Lozano o el jefe de Gabinete porteño Horacio Rodríguez Larreta se manifestaron de acuerdo con la propuesta oficialista. Con el correr de los días, los medios de comunicación dominantes inundaron sus espacios con críticas a la eventual modificación basadas en diversas explicaciones, y partidos y frentes políticos como la UCR, el FAP o el PRO, en una práctica ya habitual, no tardaron en utilizarlas como banderas propias.
El principal hilo argumental utilizado fue el encasillamiento de la juventud como bloque desinteresado e incapaz de tomar decisiones. Esa subestimación se reflejó claramente en aseveraciones como las aparecidas en el diario La Nación el 16 de septiembre, donde aseguraron que cualquier joven se siente más cómodo votando con un “me gusta” en Facebook que introduciendo una boleta en una urna. Esta afirmación se publicó el mismo día que se cumplieron 36 años del secuestro de diez jóvenes de entre 16 y 18 años en la ciudad de La Plata, por reclamar el boleto estudiantil, y de los cuales seis todavía continúan desaparecidos. Sucesos como “La Noche de los Lápices” dilapidan la construcción del estereotipo de joven indiferente que se intenta imponer desde la prensa.
En las audiencias en el Senado, Julia Sequeira, coordinadora del Programa Nacional de Consejos Deliberantes Estudiantiles, desestimó el supuesto desinterés entre los chicos y afirmó: “En el último año, hubo un crecimiento exponencial del compromiso de los jóvenes en relación a la participación ciudadana”. En el mismo espacio, Diego Fernández, militante de la Juventud de la Unidad Socialista para la Victoria, resaltó la profundidad de la reforma y sostuvo que “no se está modificando la vivencia de los jóvenes ni un resultado electoral, sino las características propias de nuestra democracia”.
El supuesto beneficio electoral que obtendría el oficialismo y la posterior simplificación que el triunfo implicaría en una hipotética reforma constitucional fue otra de las críticas más repetidas. Según Alejandro Tullio, director nacional electoral, en las próximas elecciones de medio término, 1.386.878 jóvenes de 16 y 17 años estarán habilitados para sufragar. Aun en un supuesto muy favorable para el kirchnerismo, un simple cálculo permite estimar de qué forma incidirían los nuevos votantes. Si la mitad de los autorizados concurrieran a las urnas —cifra muy alta para un voto optativo, que se aplica por primera vez y en una elección legislativa— y se mantuviera el 54 por ciento obtenidos por el oficialismo el pasado año, esta fuerza recibiría algo más de 374.000 votos. En este escenario, el supuesto provecho político que obtendría el kirchnerismo representa la insignificante tasa de 1,24 por ciento del padrón de 2011. La concreción de esta posibilidad se torna todavía menos probable si se tiene en cuenta que la mayoría de los centros estudiantiles secundarios y universitarios están conducidos por fuerzas de izquierda.
En 2007, Austria fue el primer país europeo en autorizar a los jóvenes a elegir sus representantes, y en 2011, la Comisión de Asuntos Políticos del Consejo de Europa (APCE) sugirió a sus 47 Estados miembros, mediante una resolución, que “estudien la posibilidad de rebajar la edad de voto a los 16 años”. En América, Cuba, Nicaragua, Ecuador y Brasil también permiten el voto juvenil. En la Argentina, en la provincia de San Juan, se sancionó en octubre la Ley de Profundización Democrática que aprueba el sufragio de los jóvenes de 16 y 17 años en todo el territorio sanjuanino a partir de 2015. Igualmente, en la capital cordobesa, en Colonia Caroya, y en la ciudad neuquina de Zapala se autoriza a los chicos, desde hace años, a escoger sus autoridades locales.
Tradicionalmente, toda ampliación de derechos trajo aparejadas fuertes críticas desde diversos sectores de la sociedad. Como sostuvo el ministro de Educación, Alberto Sileoni, cuando en 1912 se aprobó la Ley Sáenz Peña, 35 por ciento del padrón era analfabeto, y en 1947, con la promulgación de la Ley 13.010 que otorgó la posibilidad de sufragar a las mujeres, 20 por ciento de las mayores de 30 años tampoco sabían leer ni escribir. En ambos momentos históricos, hubo diferentes justificaciones para rechazar estos cambios y de esa manera conservar posiciones dominantes. A pesar del temor de muchos a perder sus privilegios, las conquistas de derechos participativos, cuando cuentan con respaldo popular, finalmente logran imponerse a pesar de las descalificaciones y prejuicios lanzados desde los medios de comunicación o los sectores opositores a cualquier reforma.
Gabriel Montoya
Es La Vanguardia que vuelve
La histórica editorial organiza una presentación de sus nuevos títulos, con la participación de los autores.
Búsqueda
Editora La Vanguardia celebró su relanzamiento
Oscar González habla en la presentación de su libroCon la presencia de autores, colaboradores, compañeros y amigos, la legendaria editorial socialista dio a conocer sus nuevos títulos.
“América Latina es toda feminista”
El discurso de los medios estuvo en el centro de los cuestionamientos.Convocadas para repudiar el femicidio y la violencia machista, unas 150.000 personas se dieron cita en la plaza del Congreso. Entre el fervor de las militantes y los cambios que traen las nuevas generaciones.
Hoy “no mandan los gringos, sino los indios”
Falta completar el cambio y profundizar algunas políticas, dijo Morales.El presidente de Bolivia se comprometió a reducir la pobreza a un dígito en los próximos cinco años. Y destacó la lucha del pueblo, que dejó atrás un estado “colonial, mendigo limosnero” para contar con un país digno.