LOS GRANDES DESAFÍOS DE MICHELLE BACHELET
Dejar atrás a la dictadura
Todo indica que la ex presidenta socialista vencerá holgadamente en diciembre a su rival conservadora. Al frente de una nueva mayoría, le tocará encarar la democratización económica, social y política de Chile.
El nuevo gobierno deberá sintonizar con los movimientos populares para encarar con éxito las reformas pendientes.
Foto: Telam
Tres días después del golpe de Estado y nueve antes de morir, Pablo Neruda escribió: “Chile tiene una larga historia civil con pocas revoluciones y muchos gobiernos estables, conservadores y mediocres. Muchos presidentes chicos y sólo dos presidentes grandes: Balmaceda y Allende.”
No es difícil adivinar lo que hubiera expresado de Pinochet y su dictadura. Sí lo es pensar qué hubiera dicho después de que ésta finalizara, cómo hubiera calificado a los cuatro presidentes que postulara la Concertación y al último surgido de la derecha tradicional, todos elegidos popularmente.
No fue fácil la reconquista democrática en Chile. Su dictadura permaneció enquistada en el poder aún luego de retirarse formalmente y los intereses privados poderosos que ella representara continuaron marcando el ritmo económico del país. Poco a poco, lograron restablecer derechos y libertades, pero les ha sido casi imposible reformular el modelo de matriz neoliberal que continúa haciendo de su sociedad la más desigual de la región.
El recuerdo permanente del drama vivido durante los 17 años de dictadura hizo cauteloso al pueblo a la hora de plantear sus demandas y excesivamente prudentes a los gobiernos al tiempo de entenderlas y canalizarlas.
Los reclamos estudiantiles al gobierno de Sebastián Piñera, a más de 20 años de recuperada la vida institucional, parecerían haber inaugurado una nueva etapa en la que se abre paso la lucha y se deja atrás el miedo.
El 17 de noviembre pasado, votó 56% de las personas habilitadas para hacerlo, lo que demuestra que aún son muchos los desinteresados. Y de aquellas, 47% eligió a la opositora Michelle Bachelet y 25% a la oficialista Evelyn Matthei, lo que evidencia que la mayoría pretende un cambio.
Los guarismos conseguidos permiten asegurar que el 15 de diciembre, cuando se lleve a cabo la segunda vuelta electoral, la socialista será elegida nuevamente presidenta de su país. A diferencia de ocasiones pasadas, en esta campaña varias cuestiones centrales formaron parte de la agenda y serán los grandes desafíos de su mandato.
Esos grandes temas serán la reforma tributaria, para modificar el profundamente inequitativo sistema actual; la gratuidad de la enseñanza, para posibilitar el acceso igualitario al conocimiento; el fin del mecanismo electoral binomial creado por Pinochet para evitar una representación parlamentaria popularmente genuina y una reforma constitucional que consagre nuevos derechos y garantías y democratice el Estado.
Las mayorías legislativas que según la constitución vigente se requieren para encarar esas reformas son altas y la actual composición del parlamento no permite ser optimista en que se habilitará el tratamiento de todas ellas. El próximo gobierno socialista deberá, como no se hizo desde Allende en adelante, integrar a su seno a los reclamantes movimientos populares —desde los estudiantiles hasta los indígenas—, y convencer a cada uno de los habitantes del país de la necesidad de avanzar hacia la conformación de una sociedad más igualitaria y por ello más justa. Sólo así tendrá la fuerza necesaria para dar los pasos que la situación le requiere.
Hay motivos para tener la expectativa de que dentro de cuatro años podamos pensar que si Neruda viviera habría incluido a Michelle Bachelet en la breve nómina de presidentes grandes.
Guillermo F. Torremare
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