CÓMO ENFRENTA ARGENTINA LA CRISIS MUNDIAL

La caída de la actividad económica registrada en mayo muestra que el país no es inmune a los efectos de la debacle que afecta a los países centrales. Para hacerles frente, el Gobierno sigue impulsando políticas expansivas a favor del empleo, el salario y la producción nacional.

Foto: Presidencia

Luego de tres años de crecimiento ininterrumpido, la economía argentina sufrió su primer retroceso en mayo, con una caída de 0,5% respecto del mismo mes de 2011. Esta baja, aunque de reducido nivel, pone un fuerte alerta sobre la evolución futura de la economía y obliga a redoblar políticas gubernamentales que lo enfrenten y generen nuevamente una onda expansiva. Afortunadamente, todavía se verifica un crecimiento en torno a 3% para los cinco meses iniciales de este año, cotejado con igual período del año anterior. Ello es así por cuanto en el trimestre inicial de 2012 la actividad productiva había experimentado un incremento interanual de 5%.

Esta realidad innegable obliga a analizar las causas del citado retroceso, para definir políticas y estrategias que permitan revertirla. Dicho sea de paso, hay que tener en cuenta que, según los especialistas, la economía debe crecer a una tasa anual no menor de 4% para que el desempleo, la pobreza y la indigencia sigan reduciéndose.

Las estimaciones oficiales contenidas en el Presupuesto Anual de Recursos y Gastos de la Nación habían ubicado en 5% la tasa de crecimiento económico para 2012, por lo que el esfuerzo necesario para cumplir tal objetivo es nada despreciable.

El análisis del resultado negativo de mayo permite advertir que varias circunstancias se han coaligado desfavorablemente. La principal razón radica en los efectos negativos que produce la profunda crisis del capitalismo internacional, centrada en Europa y Estados Unidos, tanto en forma directa como indirecta. El estancamiento europeo —e incluso, una probable caída de la actividad para este año, con sus tremendas cifras de desempleo— hace que disminuya la adquisición de productos de origen nacional por parte de dichos países A la vez, Brasil, el principal comprador de la Argentina, también está seriamente afectado y en estos cinco meses, a diferencia que lo que sucede aquí, ha crecido sólo 0,9%. En consecuencia, han mermado las exportaciones nacionales hacia ese destino. Es lo que ocurre, por ejemplo, con los vehículos automotores, donde la caída es del orden de 30%, lo que ha provocado una baja parecida de la actividad de las terminales en el país y ha afectado consecuentemente a las industrias del acero, el vidrio y el caucho, entre otras. Las subas en otras ramas no alcanzan a compensar el deterioro del completo siderúrgico-automotriz.

La crisis externa, además, produce un efecto psicológico muy fuerte entre los consumidores e inversores, que reducen su ritmo de intervención en los mercados, lo que a su vez deprime la actividad. Esto incide también en la industria de la construcción, que limita sus planes expansivos previos.

A todo esto, se le agregó la sequía del verano último, que produjo una merma de 20% en la producción sojera. No obstante, las perspectivas son alentadoras. Brasil ha reanudado su ritmo de compras de autos y otros productos en julio, la construcción muy pronto se va a ver estimulada por el plan oficial —que ha tenido amplia repercusión en sectores medios y bajos—, los crecientes precios de la soja y el maíz auguran ingresos crecientes para los productores, se ha ordenado a los bancos privados a que presten parte de sus depósitos a las empresas para inversiones a largo plazo y hay mayor confianza en el futuro, como lo indica la encuesta de expectativas de los industriales para los meses por venir que realiza el INDEC.

Entretanto, el Gobierno, en lugar de aplicar recursos a capitalizar y salvar bancos, los ha dirigido a los habitantes del país para reforzar su capacidad de consumo .Esta es la única salida, claramente opuesta a la ejercitada por los dueños de Europa y, en menor proporción, en Estados Unidos, que sólo se ocupan de los bancos en quiebra a costa de la salud económica y social de los países de la Eurozona, como lo muestran los casos paradigmáticos de España y Grecia.

Así, se acaba de prestar a la provincia de Buenos Aires 2.100 millones de pesos para que complete el pago del aguinaldo y se ha lanzado el ya citado plan de viviendas, que implica recursos para hacer crecer obras privadas, venta de materiales y empleo en la construcción. Por otro lado, están pendientes los reajustes de los salarios familiares y de la Asignación Universal por Hijo, el alza del salario mínimo y el cobro de las nuevas escaladas fijadas por los convenios colectivos, que acordaron aumentos superiores a cualquier cálculo de tasa inflacionaria, a partir de agosto y setiembre. En este último mes, se cobrará además el incremento semestral de las jubilaciones.

La propia Presidenta ha dicho, en forma explícita, que no va a cejar en su intento de evitar el daño que la crisis mundial infiere a los trabajadores y a los que menos tienen. Incluso, se ha decidido ingresar en un déficit fiscal muy moderado —de alrededor de 0,5% del PBI—, para financiar obras públicas y transferencias a gobiernos provinciales. O sea, es importante remarcar que la prioridad para esta experiencia de aplicación de un modelo nacional, popular y democrático va a ser la defensa de la industria del país, el resguardo de las fuentes de trabajo y la prosecución de la política de reducción de la indigencia y la pobreza, tal cual lo certifica un reciente estudio de la Universidad Católica Argentina referido a los avances sociales entre 2010 y 2011, que se publicó en los diarios del 19 de julio pasado.

Con todas estas medidas expansivas, se intentará cumplir el pronóstico inicial de crecimiento de 5% para todo 2012. Se entienden, entonces, las expresiones vertidas por un destacado asesor económico de Alexis Tripsas, líder de Syriza, partido griego de izquierda. Durante un seminario realizado el 19 de julio en el Banco Nación, Costas Lapavitsas afirmó: “Cuando Grecia se vea obligada por el salvaje ajuste económico a abandonar el Euro y la Unión Europea, sus autoridades tendrán que venir a América latina y a la Argentina para aprender”.

En cambio, resultan incomprensibles las aseveraciones de Hermes Binner, que critica la decisión presidencial de otorgarle a la provincia de Buenos Aires un crédito a una tasa de 16% anual, con garantía de la coparticipación, por 0,6% del Fondo de Garantía acumulado en ANSES para futuros compromisos previsionales. Esa entrega es una más de las tantas que hace ese fondo para mantener el capital acumulado y se asimila a otras colocaciones en actividades productivas, en plazos fijos o en títulos públicos Se trata de una medida válida, tanto para cubrir el aguinaldo como para alentar el consumo interno.

Alejandro Rofman